no sé como me atreví.
Estabas tan callado, serio y dedicado
ahí en tu mundo por demás cerrado.
Mucho tiempo te observé callada
para que cuenta no te dieras de nada.
Aquello que hacías por sobre tu hombro
no entendía, lo que me llenó de asombro.
Quizá así fue como mi admiración nació
y al transcurso del tiempo en devoción creció.
En silencio y ausente, así concentrado,
me pregunté si podría llegar a tu lado.
Un día soñé que me acercaba a tí
y descubría lo diferente que eras de mí.
No pude intentar ni alcanzar los ideales
que por encima de mí serían sólo males.
Tristeza me dio no poderte entender
pues cuenta me di que había mucho por aprender.
Así que de lejos te volví a observar
deseando algún día poderme acercar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario