5.10.2010

La Sirena de la Laguna

- Sabes, dicen que en esta laguna vivía una sirena que se enamoró del señor de la cabaña de pino,- comentó el muchacho a su amiga, preparándose para entrar al agua.
- ¿En serio?
- Sí. Pero todo terminó en tragedia. Ah, el agua está fresca.
- ¿Qué pasó?
- El señor la quiso seguir un día y tan embelezado estaba con ella que no se dio cuenta que se ahogaba poco a poco.
- Oh pobrecillos amantes, - dijo la joven entre risas.
- Otra vez no me crees, - el joven se cruzó de brazos un instante, pero después los agitó enfáticamente, - La sirena existe, ¡la han visto nadando!
Ella soltó una carcajada estrepitosa y mirándolo a los ojos, contestó: - No estoy diciendo que ella no exista, simplemente estoy en desacuerdo con los hechos de la historia.
Ahora fue el turno del otro para reírse, - Porque se supone que te sabes la verdad.
- Porque se supone que no eres tan idiota. ¿A ver, de dónde vienen las sirenas?
- S-Según leí por ahi, son peces hembra que han vivido más de...¿100 años?
-¿De verdad? Ah, ¿y que comen?
- Pues...peces no, porque ellas también fueron peces...entonces comen alga-auch! ¡No me pegues!
- Es que de verdad como eres bruto. Por supuesto que no, esa es la "versión adaptada". En realidad, son peces que se han procurado un alimento especial.
- Algas mágicas.
La joven reprimió un bufido de desesperación.
- ¡No! Carne, son peces que han comido...carne humana.
- De acuerdo. Esa teoría es tan grotesca que te la voy a creer.
Se hizo un silencio breve y después el muchacho exclamó sobresaltado: - Entonces el señor de la cabaña no se ahogó, ¡sino que se lo comieron! ¿Eso dices?
- Esa es mi teoría.
- ¡Pero es perversa! Hasta se me puso la piel de gallina...no, ya no quiero nadar aquí, mejor vámonos a la alberca.
- ¿Qué tiene de malo mi lecho?- preguntó una voz cantarina y seductora a sus espaldas. La pareja volteó a tiempo para ver dos ojos azules y una frente cubierta de cabellos verdes que brotaban del agua.

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