4.14.2010

..soñar contigo..

Soñé contigo.
Estábamos de excursión, éramos un grupo numeroso y llegamos a un hotel nuevo para probar sus instalaciones; pregunté si te quedarías y me respondiste que no, que ya tenías una casona rentada que antes habías visitado. Me pregunté con quién habrías ido en aquella ocasión mientras miraba con tristeza el camino de terracería.
Te extrañé cuando te fuiste y para distraerme me dediqué a vagar por el hotel, pasando por jardineras exhuberantes y paredes blancas. Llegué al restaurante más elegante, el que tenía manteles de lino y cortinajes beige que caían libres por las esquinas, y pensé en una cita para nosotros dos. Poco después me encontraron los demás y llenaron ese lugar romántico de bromas pesadas y chistes malísimos. Solamente sonreí.
Recuerdo a la joven guía que nos llevó piso por piso, entregándonos habitaciones, describiendo plantas y señalando puertas. Mi habitación no tenía nada de particular, por lo que no tengo memoria de su arreglo, pero el baño, ¡oh, el baño era espectacular! De repente estaba en la ducha, disfrutando del golpeteo del agua sobre mi piel...por sobre la cortina podía ver un ventanal enorme que no había estado ahi cuando entré. Quise salir de la bañera pero me enredé y tiré de la cortina, que se cayó sobre mí. El piso resbaloso y mis nervios me impidieron volver a acomodarla, y preferí quedarme tirada sobre el piso, con la tela cubriendome en lo que pensaba en una solución. Alcé la vista al ventanal, y encontré que desde cuatro pisos más arriba me observaba la joven guía...mi única testigo. No me moví, me fingí letárgica, pero ella seguía ahí. Me arrastré hasta mi ropa y me vestí cuidadosamente, tratando de no dejar mucho al aire. Pasada mi vergüenza, todos nos juntamos para salir de excursión y fuimos por tí a la vieja casona. Creo que tuvimos problemas con el auto.
No recuerdo a dónde llegamos, sólo sé que habían escaleras y yo te seguía.
Fue maravilloso cuando tropecé, porque me aferré a tu camisa y pude abrazarme a tí por primera vez en mi vida. Tocaste ligeramente mis brazos en un gesto que me dio seguridad y te solté, pero me mantuve cerca, lo suficientemente cerca para sentir tu calor... Por eso mi mano rozó una de las tuyas y me sentí valiente y atrapé tu dedo meñique tímidamente y entonces tuviste una revelación. Cerraste la mano, apretándome fuerte, entrelazando nuestros dedos en un gesto de amantes principiantes. Sé que nos ganó el pudor, pues aparentemente nos separamos para no ser tan obvios.

En mi sueño te amo, me amas y me deseas; es un amor mal visto, casi prohibido y lo sabemos. Es que eres mi profesor. Creo que me besaste aunque bien me lo pude haber imaginado al despertar.

No hay comentarios.: