9.02.2009

..ni dónde ni cuando ni cuantos..

Siempre he sabido que vivo de ilusiones, despegadas cual calcomanías de las palabras que me atraviesan al pasar los días y sus minutos con sus segundos dorados. También sé que no voy a llegar a nada alimetándome de su dulcísimo néctar. Pero, ¿es que nadie ve lo fabulosa que es la vida cuando se pinta de ese tono miel imaginario, transparente y sabroso?

Si supieran cómo me motivan las bromas y sonrisas...¡si supieran que daría todo por ser su todo!

Pero no, nunca es suficiente, ¡jamás es suficiente! No opinan, no voltean...ni se acuerdan. El trasto roto que se olvida después de haberse fisurado, aun cuando todavía tiene enmienda. Esta claustrofobia me encarna sus garras deformes y horrorosas, me sacude, me tumba, me viola. Quiero ser más porque necesito más. Y si llego a serlo, oh grandioso el logro.

¿Cómo salir de esta burbuja mil veces reventada? ¿Cómo quedar intacta después de su explosión? Quisiera despertar a la realidad que los condena a todos, esa que dicen que no puedo ver, esa a la que me he sentido pertenecer igual que los demás. No es ella quien me niega, sino aquellos que están conmigo y que no me alcanzan a distinguir.

Tanto tiempo que me costó encontrarme para que me vengan con que no aparezco. Si eso no es ironía, por favor, dénme otro ejemplo. Y critican. Y creen saberlo todo. Me devuelven mis palabras olorosas a ellos, cómo si quisieran adueñárselas. Malditos consejos que regresan y jamás vuelven a encajar en los estantes de donde salieron, como si en el universo no hubieran sido míos primero.

Creo que me siento perdida. No recuerdo en cuántas partes dejé al corazón.

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